
Una de las experiencias más especiales que se pueden vivir en La Antilla es salir a navegar en catamarán. El mar aquí tiene algo distinto —una calma y una energía que invitan a dejarse llevar por el viento y disfrutar del momento.
Personalmente, es uno de los deportes que más me gustan. Esa sensación de equilibrio entre el mar y el cielo, la brisa en la cara y el sonido del agua cortada por el casco… es libertad pura. Cada salida es diferente: hay días tranquilos, perfectos para relajarse y desconectar, y otros en los que el viento te reta y convierte la travesía en pura adrenalina.
Si nunca lo has probado, te animo a hacerlo. No hace falta experiencia previa: en la playa hay escuelas y puntos de alquiler donde te explican lo básico y te acompañan en tus primeras maniobras. En poco tiempo estarás navegando por tu cuenta, descubriendo la costa desde otra perspectiva.
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